miércoles, 31 de agosto de 2011

sobre los párpados yertos de los muertos.

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.

¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!

¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!

Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela

—que todo es volar—, sonoras
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,

de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,

de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado

sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.

Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.

Las moscas, Antonio Machado

martes, 30 de agosto de 2011

Furor etimológico

Este furor etimológico no era nuevo. Ya entre los siglos VI y VII Isidoro de Sevilla elaboraba las etimologías sobre las que se ha ironizado después en el curso de los siglos: corpus es contracción de corruptas perit, homo procede de humus, porque el hombre ha nacido del barro, iumenta deriva de iuvat, porque el caballo ayuda al hombre, agnus se llama así porque agnoscit, reconoce a su madre… Son ejemplos de lo que hemos definido como mimologismo de origen cratileo, y que es recuperado lentamente por los defensores del hebreo.
Eco U. La búsqueda de la lengua perfecta en la cultura europea. Barcelona: Crítica, 1998. pp. 76-77.

Lo incompleto siempre será exacto. Total, no tiene a donde asirse.

Diré, en un sentido estricto de la palabra, que estoy segura de una cosa: En las palabras siempre residen, al menos, dos significados: El suyo propio y su opuesto. No hay una sola palabra que signifique una sola cosa. Es más, no hay una sola palabra que signifique.

Por ello, cualquier descripción de la Realidad resulta inútil. (Aunque todo lo inútil sea, también, Verdadero).

Abanibí aboebé. Abanibí quiere decir.

Dicen que las palabras se las lleva el viento. Y yo creo que es el viento el que trae las palabras.

Dicen que las palabras se las lleva el viento. Y yo creo que es el viento quien trae las palabras.

Dicen que las palabras se las lleva el viento. Y yo creo que es el mismo viento quien las trae.


El poema puede tener los siguientes títulos, que aislados o combinados, quedan a elección del lector:

-El juego de patio interior.
-El trabajo de los sofistas.
-Chanchún el hermoso, hijo de Hermes.

martes, 16 de agosto de 2011

Eduard Punset