Pero ocurría que a veces uno obligaba a otro a visitar su habitación, y le decía: “Mira mi losa. No, no, pero písala, pon el pie, quiero que sientas lo que yo siento” Y cuando el otro lo hacía, presionado por el uno, aparecía misteriosamente (ellos no sabían la razón) una losa rota en el salón, que más tarde y si la cosa se complicaba terminaría por aparecer también en la cocina y en los cuartos de baño.
También podía ocurrir de otro modo, aunque con los mismos resultados. A veces otro irrumpía sin permiso en la habitación de uno y le decía: “Bah, capaz de que tu tía Ana Gloria no esté enterrada aquí debajo, vayamos a comprobarlo” Y ante la sorpresa de uno, otro se acerca a la losa, profana la tumba y descubre que, o evidentemente ahí estaba la tía (inmóvil), o bien ahí debajo no quedaba constancia alguna de restos vitales, fósiles o cualquier cosa que se le asemejara a la tía Ana Gloria (ya fuera esto una baraja del Tarot o una cara de Bélmez), y cualquiera de estas dos posibilidades provocaría la misma reacción en el uno, que por generalizar se calificará como negativa (gritaba y se escuchaba, de cuando en cuando, la palabra “respeto”) y las mismas losas rotas en salón, cocina, aseos y terrazas.
Es mejor no levantar muchas losas. Pueden empezar aparecer muertos. Lo mismo ocurre con las columnas de carga de las viviendas, en las que uno nunca sabe si se va a encontrar a Manolo el del diente de oro o a cualquier otro obrero fenecido bajo los escombros de un accidente laboral.
ResponderEliminarEste texto me recuerda mucho a las Historias de cronopios y de famas, pero con esos dejes maripétricos (de Mari y Petra) que le dan tanta personalidad
*Empezar a aparecer
ResponderEliminarYo hago las liaisones a mi gusto, chiqui
Uno de los mejores comentarios, y además lo tengo "comprobado".
ResponderEliminarPisa aquí aquí justamente.
Sí, es un plagio estructural. Me estoy argentinizando.
ResponderEliminarMe gusta mucho, chiqui. Da gustito leer algo tan refrescante en el mundo bloguero. Y coincido con la excelente percepción de nuestra erudita literaria (aunque para nada “a la violeta”) con la cosa entre Cortázar y Borges. Mu lograo.
ResponderEliminarTú sí que estás lograo.
ResponderEliminar