Es el pensamiento típico de los niños de imaginarse a los juguetes haciendo trastadas por la noche. Los niños creerse que en cuanto se dieran la vuelta, a sus espaldas el mundo iba a girar de una forma distinta, a moverse diferente, a saltar sus reglas. El niño imaginaba que, cuando él no miraba, el mundo se convertía en otro. Cerraba los ojos y se dejaba “traicionar” por el mundo, para bien o para mal. Y se levantaban los juguetes, y andaban las camas. Cuando abría los ojos, todo volvía a estar como estaba antes.
Y es que es difícil acostumbrarse, aunque lo vamos haciendo, a las “leyes de la física”
Alumbrado Público
Hace 10 años
Y... yo la verdad no se como es la cosa, e? De última, la duda, si no es sana, siempre es un buen comienzo, o al menos bonito.
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