“Estoy harta de los convencionalismos, voy a salir a la calle con un bacín desmedido”. Al día siguiente todos llevaban un bacín desmedido, y ella se preguntaba quién habría sido el individuo que se lo había copiado. “¡Maldita sea, ladrones de ideas, propagadores de lo ajeno!”, pensaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario