martes, 12 de mayo de 2009

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Yo era muy pequeña y contaré más o menos lo que de verdad recuerdo. Recuerdo que mi madre me hizo un bocadillo de foa gras para merendar, yo le di tres o cuatro bocaíllos y lo dejé en la cocina, en el frutero. Se hizo de noche y yo fui a darle un masaje en la espalda a mi madre, pero en mitad me entró hambre y recordé el bocadillo en el frutero. Fui y me llevé el bocadillo medio comío a la cama, el caso es que, no sé si dándole un bocao o apretándolo por los laos, un trozo de foa gras cayó a las sábanas. Y ese trozo de foagras adoptó la forma de una mano, como de una mano boca abajo haciendo posturas con los dedos. Es decir, el trozo de paté adquirió la forma de una mano que adquiría formas de otras cosas. Imitó el andar de dos piernas, alternándose en el paso índice y corazón, sobre las sábanas, con el resto del puño cerrado. Estuvo andando así sobre las sábanas hasta que llegó al borde de la cama y se cayó. Las sábanas eran de franela y tenían dibujados y coloreados elefantes de circo, todavía las tengo y me gustan mucho.

3 comentarios:

  1. ¿Esa mano de foie tenía cinco dedos?

    Dios bendiga a Lapiara.

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  2. ¿Y qué pasó con el masaje de tu madre...? ¿Se quedó así, a medias...? Y todo por un trozo de foie-gras deambulante. ¡Pero que egoistas son los hijos...!!!


    P.S.: Me encantan lo cálidas que son las sábanas de franela. Mucho major que el raso, donde va a parar... este solo tiene leyenda

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  3. Creo que mi madre ya estaba durmiendo con la espalda embadurná de cremas. ¿Raso? ¿esa tela brillosa? Puaj. ¡Long life to franela!

    Sí, era una mano como dios manda.

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