lunes, 28 de diciembre de 2009

Cuántas veces cosquilleo en la nuca y nadie detrás

Cuántas veces estaba mirando lo que hacías, estando tú de espaldas o supuestamente concentrado haciendo cualquier cosa, y justo cuando mirabas hacia mí, yo me he hecho la dormida, o he mirado para otro sitio, o he puesto cara de baladí o de baladón. Cuántas veces he interrumpido gestos secretos cuando ya iban a dejar de ser sólo míos, para pasar de algún modo a ser nuestros. Y cuántas respiraciones amargas, cuántos ojos desviados, cuántas bocas torcidas, cuántas manos nerviosas, cuántos intersticios de conciencia habremos sabido el uno del otro, sin que el otro se enterase. Seguramente nos hayamos mirado mucho más de lo que nos atreveremos a reconocer.

Últimamente siento un gran interés por todas las cosas no oficiales de la vida: la comunicación malograda, las palabras que siempre significan cosas pero no siempre logran llegar, las obras inacabadas. ¡Jajajajaja, qué rarezas!

domingo, 27 de diciembre de 2009

:-)

Es raro, porque se supone que lo normal cuando se tropieza es recomponerse y seguir andando. Pero hay veces, no sabemos por qué, que nos paramos a mirar: las características de la piedra (forma, tamaño, color, textura) y su significado. ¡Lo que son los entretenimientos, oye!

Probablemente, Carlos Baute sea quien controla todos mis movimientos

Pienso en que no soy capaz de controlar mi propia voluntad e imagino que alguien me reprocha “Pues yo soy mi propio Dios”. Y pienso en que yo soy Dios, pero ¿mi propio Dos? Mi idea de Dios es una intuición, pero sospecho que Dios es un conjunto infinito, una matriuska divina y eso. El dios del dios del dios del dios. Y entonces yo soy Dios, y resulta que, ¡y fíjate quién soy!, soy incapaz de controlar mi voluntad, mi pensamiento, mi acción.

Escribo poetas de mi puño y letra.

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Mira, nosotros hemos sido herederos de las conversaciones de Constantinopla, de los héroes paganeos, de las imágenes tempranas y eso. Allushú ignáru.

Cuento las veces que tu no supieras que sigo llorando y entonces sigo llorando.

Si no sé que no son míos, entonces es como si fueran míos.

Etiquetas de esta entrada: por ej., motocicletas, vacaciones, otoño

Me gustaría saber cuáles reglas se utilizan para definir las cosas. Si el veneno es veneno per se o es veneno sólo si cumple su función de envenenar. Sustancia capaz de.

Y luego, qué hacer con la ponzoña frustrada. Con esa sustancia que es qué.

Qué manía de que las cosas parezcan otras cosas, cuando yo sé que el mejor disfraz es el que no se lleva. Es muy probable que la desnudez sea una de las cosas más raras, bellas y dolorosas que existen. Una vez más tengo la sensación de haber ganado, aun cuando

sábado, 19 de diciembre de 2009

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Cómo se le llama a ese sentir cuando sientes que tienes cada vez menos control, o menos conciencia. Ese notar que algo dentro de tu maquinaria está roto, o puede romperse en cualquier momento (y con ello, efecto dominó). Sentir el miedo por cada segundo, por cada segundo, por cada segundo. El sentir que los segundos quizá nunca cesen. Sentir el tiempo que es pensar: ¿en qué tic, en qué tac será? Sentir el tiempo que es esperar.

jueves, 17 de diciembre de 2009

[]

1a: Los hijos de la gente pijoletis pueden permitirse ser actores o sino cantantes. Pero los niños de las familias más normalitas aprenden a los 15 años a querer ser profesor, enfermera, ayudante de dentista, peluquero, médico. Es que sería raro ver a un niño de una familia ¡ya no pobre, sino normal! empeñado en ser cantante o actor o artista multidisciplinar. ¡Venga ya, hombre, que estás flipao! ¿A qué sería raro? [pausa. respira] Pues eso, que los otros sí que pueden decir: “Yo es que prefiero ser actor o… ” [aspira los mocos] [una vez aspirados los mocos, sigue sin terminar la frase] [supira tranquilamente]

[Hay una pausa larguilla]

2a: ¿Qué momento más raro, verdad? Estaba esperando que terminases la frase

1a: Ya, ha sido raro.

3: Tío, de verdad, ¿qué estáis diciendo?

1a: [mira hacia arriba] ¡Las moscas, las moscas! Veo las moscas y pregunto: ¿Qué dices, de qué moscas habláis?

miércoles, 16 de diciembre de 2009

A qué jugamos

Tú buscas el laberinto para así poder librarte del monstruo. Porque el laberinto es una forma de enfrentarse al monstruo (tiene escondistes, sirve para despistar a la presa).

Yo busco el monstruo para poder librarme del laberinto. Sé que el laberinto tiene su encanto, un encanto atroz.

Lo veo ahí. Con su yogur. Se lo podría estar comiendo solo, en su habitación, o solo, mientras ve la tele. Pero se queda ahí porque quiere estar con gente, no porque en realidad lo desee (es mucho más cómodo comérselo estando solo, pensando uno en sus cosas), pues ni siquiera participa en la conversación. Sino por esa necesidad de intentar sentirse abrigado, aunque solo sea por unos minutillos al día. El contrato ese que te dice que hay que pasar tiempo con la familia, hablar con ellos, que la soledad no es buena. Y yo lo veo ahí sentado, desde la soledad de mi habitación, y me da algo de pena. Y lo veo tan bello, tan frágil. Y me dan tantas ganas de besarlo, o quizá de jugar con él, de burlarnos el uno del otro, de hacernos reír, de pegarnos, de odiarnos y desodiarnos, de ser hermanos.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Color, dolor.

Si lees este mensaje, dejará de estar dirigido a ti

No sé si es verdad o no lo que digo, lo que sé es que es verdad.

El libro se llama el arte de tener razón, no el arte de aparentar tener razón. La razón no se tiene, la razón se sostiene. La razón es un hilo que funciona perfectamente (es decir, no pierde su capacidad de ser un hilo) en cualquier sitio donde este se coloque. Y “la cosa” del juego no es colocar el hilo en el lugar correcto, lugar que no existe, sino hacerse con el hilo. Cogerlo, tocarlo, saborearlo un poco, y soltarlo de nuevo y marcharse, y dejar sitio a los demás visitantes que vienen a ver la jaula del animal salvaje y quieren meter la mano, a ver qué pasa. Sí, es verdad que el libro se llama el arte de tener razón y no el arte de sostener razón, pero es que lo de tener fue una mala traducción del alemán.

El juego es ganar. Buscamos ganar, ¿pero qué hacer una vez has ganado? ¿Qué hace un rey destronado al que le han entregado, regalo de consolación, un solo juguete roto? El miedo del rico es perderlo todo, el miedo del pobre es perderlo todo.

Es el padre que se casa con una mujer que tiene un hijo y se muere la mujer, y se queda él con el hijo que no es suyo, que más bien era una carga. No puede abandonarlo, porque, ¿Cómo dejar huérfano al niño? Y entonces lo mantiene como puede, pero deseando en realidad que el niño se marche cuanto antes de su lado. Diplomacia. (Estados Unidos - Filipinas).

El alcohol es un brebaje mágico. Poción curativa, veneno mortal, afrodisiaco placeres. El camarero brujo que vuelca en un tubo transparente y alargado un poquito de esto, un poquito de lo otro.

El mensajero, maratón, que muere nada más dar el mensaje. El toro de Córdoba. El virus que necesita comer y que cuanto más coma, mas se muere. Y sabe que es un virus y reniega de su condición, pero sigue siendo un virus. El virus nació para matar al cuerpo del que se alimenta, es decir, el cuerpo que a él le sirve como soporte para estar vivo. El virus está hecho para matar su entorno y con ello a sí mismo.

Hay un aspecto, un matiz donde no hay matices, donde la esencia diluye cualquier pero que fuera a ensuciarla un poco. Y el verdugo es verdugo y la víctima es víctima, siempre, aunque sea la víctima primero la que sugiera y después la que suplique: “Mátame”.

Los jeroglíficos son jeroglíficos, pero significan cosas. A lo mejor nunca dejo de ser un individuo (en todos los sentidos, incluido el -“¡Pero qué individuo estás hecho!”- y cosas así despectivas), y eso, lejos de recordar la emoción que me produce (gusto o disgusto),

España es el infante que se sonroja ante el piropo y la sensualidad de su amante adulto. Es el niño avergonzaíllo. España es el rey destronado, el niño con un solo juguete roto. El mundo está a punto de morir, nosotros somos el virus suicida. No es un imperio que se derrumba, sino un imperio que se derrumba. El rey de la selva es solo el que no sabe que es rey de la selva.

Leo sobre los virus: Otros biólogos los han descrito como organismos en el borde de la vida, en el límite entre la materia viva y la materia inerte.