lunes, 29 de diciembre de 2008

Sobre cómo jugar a ser una cosa sin serlo:

  1. Te conviertes en esa cosa (durante un tiempo, pues es un juego -Léase el apartado “Duración de la partida”-)
  2. Vuelves a tu estado original. El ir y volverse es el juego, en eso consiste. (<- + -> = ∞)
El juego se titula “Por un momento, soy otro que nunca quise ser”.
¡Ja! Y te quedas tan pancho.

lunes, 15 de diciembre de 2008

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En mi opinión, si no van a establecerse comparaciones entre mi opinión y tu opinión, entre lo que contiene tu opinión y lo que contiene la mía, no es necesario empezar con un “en mi opinión”.

Afirmar que existen posibilidades es decir demasiado, o sea (es decir), no decir mucho.

Al no decir nada, puede decirse todo (no, esto no se corresponde con el “claro, una imagen mil palabras”, sino más bien como un “sin imagen todas las imágenes”, “sin conceptos, todos los conceptos”).

Que comprende (contiene), en unas pocas palabras, al texto. Aúna el escrito, dándole nombre.

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Si lees más abajo, sabrás de qué trata

Eso que llamáis a veces realidad, y que yo llamo mundo exterior, es un nazismo, un “lo que hacía Hitler”, pero el primero y más auténtico de ellos, más cósmico, menos mundano. Hitler mataba personas, lo otro mata mundos (con todo lo que tiene un mundo dentro). Escogéis una parte, le atribuís (vosotros sabréis por qué) una importancia mayor que al resto de las partes, y se proclama como real. Al tener más peso, tendentes a clasificar, lo establecéis como lo que tiene que ser, io-be-de-cien-doal imperativo, que es de naturaleza restrictiva, procedéis a la eliminación del resto de partes.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

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Como una coneja
paro versos.
Pero todos los hijos
me salieron subnormales.

ca²

Abrí la caja
pero dentro no había sorpresa,
sólo un colchón Lo Mónaco
y unos cuantos bichillos.

Abrí la caja (otra vez, ignorando que en el again nunca hay surprise)
pero dentro no había sorpresa,
sólo un cacho de muerto.

Abrí la caja (por vez tercera, sabiendo, por la experiencia, que ya de surprise na nais)
y dentro sí que había sorpresa,
¡el antes-muerto ahora estaba vivo!
Y del susto, me morí.

En el caso de que el narrador vuelva a recitar, imagínate su voz así como un poquillo más ahogá.

Diálogo IV o "El Saber como valor, no como camino"

-El saber ocupa lugar, y tiempo, y dinero, y… Y no sirve para nada. Porque cuánto más sé, más sé que no sé. Así que más me valdría no saber.

-¿Cómo que no te sirve para nada? ¡Te sirve para saber, para saber que no sabes!

Ind.

Si el ser humano es por una posibilidad entre infinitas:

  • Tiene cero posibilidades de ser.
  • Tiene infinitas posibilidades entre infinitas posibilidades de no ser (o sea, cualquiera de las cosas que no sean ser, es decir, todo lo demás). Esto da como resultado una indeterminación.

De lo que deduzco, en este caso, por lo pronto, y creyendo (certezas, ¿dónde os habéis metido?) haber hecho un razonamiento correcto: Que una cosa no pueda ser, no quiere decir que no sea.

Me fascina lo de la indeterminación: Sólo las matemáticas se aventuran a dar resultados indeterminados. Humildes matemáticas, sólo ellas gritan: ¡No sé, me resulta tan difícil barajarlas (las posibilidades)!

Si el amor es lo que une, y el odio lo que separa...

¿Por qué ése, a quien las dos amamos
ése
a ti y a mí, nos separa?

¿Por qué ése, a quien las dos odiamos
ése
a tí y a mí, nos une?

¡Qué díficil barajar
todas las posibilidades!

Relacionado con la segunda persona del singular del Pretérito Imperfecto de Subjuntivo y con el plural

2² = dos doses
4² = cuatro cuatros
8² = ocho ochos
cho² = cho chos
as² = as ases

Co² en la noche, que me asustan
como me asustan los bo², en la mañana.

Si la cas² (la nuez, claro), te estaría eternamente agradecida.

domingo, 7 de diciembre de 2008

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Lo normal no es normal porque sea normal. Lo normal es normal porque es triste.

La normalidad me entristece. No porque ésta sea normal, sino porque (y el enunciado anterior me apoya) es intrínsecamente triste.

¿Qué es lo normal? Quizá tenga que hacer esta aclaración (¡sí, tengo que hacerla, tengo que definirla, para no dar lugar a equívocos -y por favor no confundas el término equívoco con el término interpretación-!) Lo normal es aquello cuyo comportamiento es previsible. Es aquello que, con un poco de ejercicio contemplativo, puede determinarse, sentirse, saberse, antes de su fin.

La gente ya vive preparada para lo no-sorpresivo. La gente ya vive preparada para la normalidad. Y es por eso por lo que la gente anda triste, pues ha perdido, no tiene, la capacidad para el sobresalto.

Diálogo III

-Sujeto A: Inicia la conversación, teniéndola prevista.
-Sujeto B: Contesta las preguntas del sujeto A.

Puede apreciarse que son sujetos diferentes, por las letras asignadas a cada uno de ellos. A es el sujeto A. B es el sujeto B. Sigamos.

El razonamiento preparado de A era que si no hay papeleras, los papeles han de tirarse al suelo. Se podría decir, sí, que había planeado el diálogo, su fin. Una posibilidad, de entre las muchas que habría podido pronosticar:

A: ¿Dónde se tiran los papeles?
B: A la papelera
A: Bien, ¿y si no hay papelera?
B: No sé
A: Si no hay papelera, se tiran al suelo.

Otra posibilidad, más afectada (y más segura para el sujeto A sería):

A: ¿Dónde se tiran los papeles?
B: A la papelera
A: ¿Y si no hay papelera, si no hay papeleras... Eh, eh, dónde se tiran? ¡Si no hay papelera, pues entonces se tiran al suelo!

En la realidad, en la de los hechos concretos, factibles, visibles, audibles, etecé etecé etecé (sí, vas sabiendo ya a lo que me refiero, ¿no?) la conversación habría transcurrido del siguiente modo:

A: ¿Dónde se tiran los papeles?
B: A la papelera
A: ¿Y si no hay papelera?
B: Depende de donde estés.

jueves, 4 de diciembre de 2008

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Poder conocer una verdad juntos.
Notar que me cuentas algo por primera vez.
Saber que hemos creado, y que podemos seguir haciéndolo.
Notar que todo esto es mentira
y saber que no tiene sentido.

domingo, 30 de noviembre de 2008

El caso de la enana de coso

Un guapo se lía con una enana. La enana era peculiar, eso sí, parecida a una enana de circo. Histérica, soez, puerca. El hombre le dice (se lo dice sin mala intención, oye, y con un poco de picardía, pero también con algo de soberbia, sí), bueno, le dice, después del beso:

-Oye, a ver si te vas a enamorar de mí... (y le sonríe, porque está convencido de que con las sonrisas se mueven mundos, en fin, que el tío era un romántico)

-Soy enana y guardo cierto parecido con Repu la cerda (la enana, que tenía mucha chispa, esto le dice), pero tú no te acuerdas de todas las otras a las que has besado, en la noche. Y de mí, sin embargo, sí te acuerdas. Estoy impresa en tu retina, habito en tus sueños. Y cuando al verme, siempre, vienes a mí, como si no te importara porque soy enana e insignificante, vienes creyendo que todo esto no te afecta. Pero siempre estuviste afectado, y lo sabes. Y también sabes que soy especial para ti, aun siendo enana, o quizá precisamente por eso.

El hombre, alto, distinguido, no le contestó. Porque, en realidad, la enana no habría podido pronunciar estas palabras, aunque llevara toda su vida sabiéndolas, y sabiendo que los demás las sentían, pero no las sabían. Y total, la enana tampoco estaba para mostrarle el mundo, su mundo, a los hombres, pues le entristecía que ellos no pudieran verlo por sí mismos.

Así que la enana, repugnancia común, le devolvió la sonrisa y el beso, porque a la enana no había cosa que más le gustara en el mundo que sonreír y besar, acciones éstas que ella cargaba de significado y de relación, así que puede que, en cierto modo, sí que pronunciara aquellas palabras. (Pero esto sólo lo sabemos ella y tú).

Moriré ahogada, si no hago nada, si no hago nada.

Hoy he descubierto, a raíz de lo sucedido ayer, cuánto me entristece la violencia. No la potencia, ni la fuerza, ni el exceso, ni lo tenso ni lo intenso, ni el arrebato. La violencia (este término, otro de los tantos que deberían volver a pasar por el proceso de redefinición semántica).

Tuve un altercado con un taxista gilipollas. Lo conocí, supe quién era, cuando durante el trayecto oí cómo bajaba automáticamente los seguros de las puertas ("No me voy a tirar, ni voy a abrir para irme corriendo sin pagar", pensé en decirle, pero instintivamente no lo hice). También golía su incomprensión, su intolerancia, su falta de respeto y humanidad mientras hablábamos, reíamos, mi acompañante y yo.

Me olvidé la gorra dentro. Y ahora me molesta haberle dejado algo mío a ese desviado, a ese enfermo que nunca sabrá besar, a ese que me separa cada vez más del mundo, que termina por deshacer el nudo que nos mantenía apretados. Y ahora, con garra y sin nudo, con nada y sin gorra, siento más que nunca la tristeza y padezco el profundo ahogo de la soledad.

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¿Te da miedo?

¿Pero tú has sentido el miedo alguna vez? ¿Lo has sentido?
Si lo hubieras sentido, ni siquiera podrías hablarme.

Estarías temblando.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Petición

La posibilidad, ¡el todo!

Soy especial. 
Dependiendo para quién, en qué momento, en qué sitio, si hablamos de la fantasía o de la realidad, si hay o no comparación con otro alguien (y quién es ese alguien).
Para mí, aquí y ahora (siempre, en la fantasía) tú eres especial.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Me asaltan las dudas



domingo, 23 de noviembre de 2008

Dios existe y habita en mi bazo

El problema, mi niño, es que la violencia llama a la violencia y la calma llama a la violencia.
Ya no saben guardarse la violencia dentro, hasta que ya se muere de sola y de vieja, de ineficaz, de desesperante vitalidad.

Dame un puñetazo en el estómago. Ayúdame.

Anhelo

Nada

o esos pámpanos blancos
que ardieron a destiempo
sobre la laxitud inmensa
de la inmóvil llanura.

Ignacio Infantes.

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Espero no llegar a comprender nunca (o peor, a convertirme en uno de ellos) el pensamiento excluyente de las personas. Que si esto y lo otro son, las astas no pueden ser. ¿Por qué esa necesidad de divergir, ese vivificador empeño por la separación? Espero la unión, el abrazo cálido, el seguro y fatal abrazo que, por fin, me sumirá en la completitud.

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Creo, y tú deberías creerlo también (por el bien común, vaya), que deberíamos establecer los límites semánticos del concepto de locura. Cercarlo, sin necesidad tampoco de que sus muros sean demasiado altos o demasiado poderosos (porque las ciudades tienen que poder ser invadidas, las fortalezas derribadas).

Sueño

Friego y refriego
me doy unas friegas
en el cuerpo y con la botella.
Y en el fragor del deseo
fregona.
Sucia, dura, roja.

¡Todo es verdad!

Mama / Mamá

En la fragoneta del amor estaba tu mástil, estaban mis bolas eróticas. Las dejé ahí, como el que se olvida una carpeta en casa del amigo y éste la abre, la ve, la toca, y hace con ella lo que quiere. Estaban mis bolas eróticas, pero yo no estaba. ¡Y tú abriste la carpeta! Es normal.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Puedes utilizar tu cabeza, estás en tu derecho

Y/o me llamo Gema, y/o me llamo María.

Asimismo, los otros a los unos

Alicia nos dijo, cuando era nuestra tutora y a mí todavía no me habían crecido las tetas, que "está mal" decir eso de querer en lugar de amar. Que querer implica posesión, tú quieres una playstation, una casa grande o un perro faldero; pero no puedes querer a alguien. Que a los álguienes se les debe amar.

Yo me quiero, porque soy mi única posesión.

Y esto, esto que estás leyendo tiene un nombre: redención.

Diálogo II

"Hola, mundo"

Eso me lo dijiste agachando la cabeza. No porque fueses tímido, mucho menos porque sintieses pesadumbre, muchísimo menos porque esperases castigo. La agachaste, así de simple, porque estabas encima, y yo, debajo.

Me sorprendió que me reconocieses, más todavía que me hubieses visto. Siempre me escondo muy al fondo, me arqueo y transformo bajo tus dominios.
Pero, ¡ay, qué fácil es ver cuando uno mira para abajo! Porque no es difícil mirarse y lo raro es no hacerlo.

También me dijiste "Eres libre de hacer lo que quieras, pero voy a matarte"

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Como todos ya sabemos, Chayanne, antes de proporcionarle un motivo de alegría a nuestras caderas con su báilame como quieras, báilame, se dedicaba a conjugar el verbo chorar. No es que fuese su única dedicación, eso por descontado: también se dedicaba, en los ratos libres de no-conjugación, a observar cómo la mierda de la cabra hacía sonar, al caer sobre ellas, las teclas del organillo con cuyas dorremí se ganaba no la vida, sino los leuros servibles para vivir (pues Chayanne, aunque conjugase el verbo chorar, nunca choró).

Nosotros, hoy, también vamos a conjugar una serie de tiempos verbales que a mi juicio son esenciales:

Del verbo trompezar (uno puede trompezarse con muchas cosas, incluidas cosas blandas):
Yo trompezaré
Tú trompezarás
Él trompezará
Nosotros trompezaremos
Vosotros trompezaréis
Ellos trompezarán.

Del verbo goler (todas las cosas blandas golen. El ser humano es muy blando, por eso a veces también puede llegar a trompezarse consigo mismo), pues hemos de admitirlo:
Yo golo
Tú goles
Él gole
Nosotros golemos
Vosotros goléis
Ellos golen.

Prohibido/Permitido (imagínese el lector una de las dos palabras según su condición única de fijar carteles)

Opino que en el arte todo debería estar permitido... Bueno, de hecho en el arte todo está permitido, lo que no está permitido es el arte.

Diálogo I

Sujeto 1:
Tío, ¿sabes lo que me pasó el otro día?

Sujeto 2:
Evidentemente, (imagínese el lector aquí escrito un o un no, según su interpretación marciana o fatalista de la realidad)

Sujeto 1 (el mismo 1 de antes):
Bueno, da igual... Pues mira, iba caminando, y en eso estaba, en caminar, (porque uno tiene que estar en lo que se hace), cuando, así, sin previo aviso, de repente y (imagínese el lector aquí escrito un con o un sin, según su interpretación marciana o fatalista de la realidad) motivo, me trompecé con una mierda.

Sujeto 2 (el mismo 2 de antes, no se pierdan):
Ya, deberían poner carteles.

NOTA: El Sujeto 2 no es tan tonto como parece.
OTRA NOTA: Las notas pueden estar o no equivocadas, y es algo que me veo en obligación de recordar.

Eran uno, dos y tres... Era uno.

Si tomamos como verdad que "El amor de Dartacán es para Julieta" y yo pronuncio las aladas palabras de "El amor de Dartacán es para mí, faltaría más", éstas pueden significar:

Que opino que el amor de Dartacán no debería de ser para Julieta (que es una perra olorosamente canina con ínfulas de coquerta sin estilo para las redundancias concatenantes) o bien, opción más arriesgada ésta, que yo soy Julieta.

La más guapa del reino soy yo

Los espejitos sirven para mirarse el chochi. Esto (el mirar el chochi propio) es una recomendación de todo sexólogo digno de su título (e indigno de todo lo demás).

Pero en realidad los espejitos sólo le sirven al ciego de corazón, carente de espejos mentales, incapaz de verse a sí mismo.

¿Dónde estoy?

Si quieres encontrarme, busca una botija.
Yo estaré dentro, peyéndome.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Llegar (que es lo mismo que haber llegado, e incluso que habiendo llegado)

Todas esas cosas se crearon de forma tan rápida e impulsiva, de forma tan poética, tan deliberadamente literaria... Que precisamente por eso carecen de valor, porque se crearon y no se están creando. Y toda representación de lo que ya ha sido representado con anterioridad (aunque solo haya sido en la mente de uno) es triste, desasosiega y lo lanza a uno a la adaptación, piénsese de esto lo que se quiera (o lo que se pueda).