sábado, 22 de noviembre de 2008

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Como todos ya sabemos, Chayanne, antes de proporcionarle un motivo de alegría a nuestras caderas con su báilame como quieras, báilame, se dedicaba a conjugar el verbo chorar. No es que fuese su única dedicación, eso por descontado: también se dedicaba, en los ratos libres de no-conjugación, a observar cómo la mierda de la cabra hacía sonar, al caer sobre ellas, las teclas del organillo con cuyas dorremí se ganaba no la vida, sino los leuros servibles para vivir (pues Chayanne, aunque conjugase el verbo chorar, nunca choró).

Nosotros, hoy, también vamos a conjugar una serie de tiempos verbales que a mi juicio son esenciales:

Del verbo trompezar (uno puede trompezarse con muchas cosas, incluidas cosas blandas):
Yo trompezaré
Tú trompezarás
Él trompezará
Nosotros trompezaremos
Vosotros trompezaréis
Ellos trompezarán.

Del verbo goler (todas las cosas blandas golen. El ser humano es muy blando, por eso a veces también puede llegar a trompezarse consigo mismo), pues hemos de admitirlo:
Yo golo
Tú goles
Él gole
Nosotros golemos
Vosotros goléis
Ellos golen.

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