domingo, 23 de noviembre de 2008

Dios existe y habita en mi bazo

El problema, mi niño, es que la violencia llama a la violencia y la calma llama a la violencia.
Ya no saben guardarse la violencia dentro, hasta que ya se muere de sola y de vieja, de ineficaz, de desesperante vitalidad.

Dame un puñetazo en el estómago. Ayúdame.

2 comentarios:

  1. ¡Ay, Pepilla...! Tengo que hacerte un comentario casi calcado al que hice en su día a nuestro común amigo Ernesto: tus post me resulta cuasi-incomentables, pero fascinantes. Pura delicia en las palabras, inmatizables conceptos en los textos. De ambos me gusta esa sensación de leer cosas bien escritas, con la cabeza, pero también, y sobre todo, con las tripas del alma, una rareza en estos tiempos de opinadores / pontificadores. Escribes bien. Piensas raro, pero escribes bien. Eso es un doble atractivo. No sé si seré capaz de ponerte muchos comentarios en tus post (aunque lo intentaré, te lo prometo) pero estate segura que me los leeré todos. Minuciosamente. No lo dejes anda...

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  2. Jesús... Y leo esto precisamente el día después del Día contra la violencia de género.

    Tú sí que eres provocativa, jodía, y no la Madonna.

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