lunes, 28 de diciembre de 2009

Cuántas veces cosquilleo en la nuca y nadie detrás

Cuántas veces estaba mirando lo que hacías, estando tú de espaldas o supuestamente concentrado haciendo cualquier cosa, y justo cuando mirabas hacia mí, yo me he hecho la dormida, o he mirado para otro sitio, o he puesto cara de baladí o de baladón. Cuántas veces he interrumpido gestos secretos cuando ya iban a dejar de ser sólo míos, para pasar de algún modo a ser nuestros. Y cuántas respiraciones amargas, cuántos ojos desviados, cuántas bocas torcidas, cuántas manos nerviosas, cuántos intersticios de conciencia habremos sabido el uno del otro, sin que el otro se enterase. Seguramente nos hayamos mirado mucho más de lo que nos atreveremos a reconocer.

Últimamente siento un gran interés por todas las cosas no oficiales de la vida: la comunicación malograda, las palabras que siempre significan cosas pero no siempre logran llegar, las obras inacabadas. ¡Jajajajaja, qué rarezas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario