lunes, 24 de agosto de 2009

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A veces, a veces no lo notas. Que cuando estamos hablando levanto mis piernas, me las pellizco, tuerzo el ojo, me muerdo las manos, tiemblo, en definitiva. A veces no lo notas y si lo notas, no dices nada.

Yo no escucho el sonido de las olas. Yo escucho el sonido de las olas y pienso "estoy escuchando el sonido de las olas".

2 comentarios:

  1. Un koan cuenta que un monje contemplaba a lo lejos una bandera, y dijo a otro monje:

    - La bandera se mueve.

    A lo que el monje responde:

    - No: el viento se mueve.

    Un monje, un poco más lejos, replica a ambos:

    - No: la mente se está moviendo.

    Y yo, por escucharme recordando esto a propósito de tu texto, tampoco te escuché.

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  2. Psi. A veces ese "ser dolorosamente consciente de uno mismo", nos priva del simple placer de "ser". Una de las multiples paradojas que arrastramos por este mundo, supongo. Preciosa imagen la de las olas, Pepi.

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