miércoles, 21 de septiembre de 2011

Denoronu niru wai mechinai kanin-ná

Aquella mañana se levantaba un pastizal de narices, y ningún pirata de la vieja bodega se persistía al cambio de los allí inauditos. Cualesquiera de sus opciones resultaba ventajosa, y como quien come ahora pino ahora azul ahora vertuoso, relegado se olvidó de sus olivares: incipientes, caninos, bursátiles.

El viejo esperaba a través de la otra orilla, y como un lento murmullo (renoso de lo suyo, cuajado) se llevó la traza a la boca. Temiendo, si fuere preciso, un chasquido de pintura del verano. El chasquido.

-Partitus sun, in olivierat parnussae. Dijo el ombligo, cansado de tumbarse a sí mismo.

-Ahora mismo, señorita.

1 comentario:

  1. Jajajaja... ¿y esto.? ¿escritura hiper-automática?

    El caso es que suena bien y todo...

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