domingo, 13 de septiembre de 2009

Vaivén

Tengo el recuerdo de una forma que cuando era pequeña me angustiaba mucho. Era una especie de sombra grande y alta, pero todo muy etéreo, como una silueta que podría asemejarse a un hombre con una capa o una gabardina y que está quieto detrás de una puerta o de un sitio oscuro, sin menearse. Recuerdo verlo e imaginarlo. Hace tiempo que no me acompaña, más o menos desde que salí de aquel mundo difuso de la niñez, pero a veces me imagino que soy vieja y me entra una de esas enfermedades en las que uno va perdiendo la conciencia y sumergiéndose en lo impreciso, y tengo miedo de que esa forma resucite y vuelva a hacérseme visible, como un flash back.

(O quizá ver eso durante la niñez era un flash forward).

6 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada.

    Cuando yo era pequeño me aterraba el perchero del cuarto de mis padres. Por alguna razón inexplicable su silueta me parecía siniestra.

    Tranquila que si la silueta vuelve, te encontrará más preparada.

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  2. ¿Mi niñez? ¿Quieres saber cómo fue mi niñez?
    Muy fetichista...

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  3. Estoy segura de que esas sombras volverán amplificadas con el horror de la experiencia, pero que será esa experiencia misma la que guiará nuestra razón hacia la inexistencia de la sombra en sí. Si conservamos razón.

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  4. Ahí le has dao. Si conservamos razón. Y yo creo que con esa enfermedad que me entrará de vieja, voy a perderla toíca. Total, que me cagaré las patas abajo y me pondrán un pañalete.
    Por cierto Aida, comparto lo que dices. La experiencia muchas veces no sirve para aprender, sino que amplifica el horror. Y eso es lo que me va a pasar, seguro. Creo que sólo se aprende o se mejora con la experiencia en cosas relacionadas con mecanografía, hojas de cálculo, comprensión lectora, follar... Y bueno, puede que en esto último tampoco.

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  5. Sir, por curiosidad. ¿Cuál era tu "objeto fetiche"?

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