jueves, 29 de octubre de 2009

Hay una forma muy rara en la puerta

Creo que una de las diferencias básicas entre niños y adultos es el tamaño. Al niño se le ofrecen muchos refugios en los que esconderse (bajo mesas, bajo camas, “escondidos” de pie tras la barra del bar) y también muchas formas sobre las que saltar o escalar (sobre mesas, sobre camas, por las rejas de las puertas grandes y las verjas). Y el niño explora y se esconde y explota. Y ya ni escala ni se esconde porque vive a base de flashbacks y de flashforwards y sólo le apetece tumbarse y descansar.

4 comentarios:

  1. Según las últimas teorías de la física, la nada es casi infinitamente divisible, pero a medida que la dividimos en compartimentos cada vez más pequeños una especie de energía del vacío se concentra poco a poco. Hasta tal punto que, en cierto momento, cuando la nada alcanza su límite de división, la energía es tan intensa que se transforma espontáneamente en partículas, y la presunta nada empieza a bullir en un loco frenesí de partículas y antipartículas que continuamente se crean y se aniquilan. La nada se autodestruye, por tanto, pues deja de ser nada. Quizá sea que a la naturaleza le repugna la nada, o quizá solo sea que nosotros construimos teorías a la medida de nuestras propias repugnancias. Quién sabe. Tus “post perdidos” me recuerdan a aquello de “buenas ideas que el mundo se va a perder”.

    ResponderEliminar
  2. "El salón de los post perdidos". ¡Un buen título de algo...! Al menos mi mirada sí sigue posada en ellos. Jajajajaja

    ResponderEliminar
  3. Cuando se pasaron noches enteras encerrado en un armario... objetos, zapatos, ropas escondiéndonos, amilanados ante un mundo que, de pequeños, se veía inmenso y, ahora, difícilmente parece real, pero que golpea fuerte; se comprende bastante bien la importancia del tamaño, de niños adultos y el mundo que enfrentamos...

    ResponderEliminar
  4. No estaba perdido, sólo escondido, y tú lo encontraste.

    ResponderEliminar