Es inocente aquel capaz de convertir su culpa en algo bello. El asesino que hace una disertación lógica y a la vez emotiva de su conducta aparentemente caótica, que consigue comunicar lo incomunicable. Dar a luz. Pero recordemos que el inocente, por muy inocente que sea, no deja de ser culpable.
Humilde es aquel que se pregunta quién soy yo para hacer esto, si nadie me nombró director ejecutivo de nada. Se me ocurre que dios es la persona más humilde del mundo y que a veces anda triste, confuso, disperso. Preguntándose por qué conoce tan poco del trozo de mundo que le ha tocado “gobernar”, como si yo supiera cómo se hace eso. De verdad, no es tan difícil ponerse en Su lugar o en el del Otro.
Alumbrado Público
Hace 9 años
Pues no sé si será más o menos fácil, ponerse en Su lugar, pero de lo que estoy convencido es que es demoledor: ni en mis más paranoicos sueños de crueldad se me ocurriría maltratar de una forma tan vil a cualesquiera criaturas que yo mismo hubiera podido crear. La verdad es que puede que ni siquiera las amara demasiado, pero ten por seguro que, si se me ocurriera torturarlas tan sádicamente por el estúpido hecho de no creer en mí, no prestarme adoración, o no seguir ciegamente mis designios, os autorizaría sin dudarlo a internarme en el psiquiátrico mas cercano (para las cuotas haced una subscripción popular, please).
ResponderEliminarEl que yo conozco no castiga a nadie. Se queda asombrado, eso sí, de las atrocidades que cometen en su nombre, cuando él no ha abierto la boca en ningún momento, el pobretico.
ResponderEliminarTambién es verdad... Ni castiga, ni premia, ni churrea, ni murrea, ni ná de ná. Vaya ñordaza.
ResponderEliminarHay un relato convincente de como ponerse en lugar de un creador omnisciente y omnipotente, en "Non serviam", uno de los relatos del libro "Vacio perfecto" de Stanislaw Lem. Muy recomendable, por cierto.
¿Usted no tiene nada editado?
ResponderEliminarPardiez!