sábado, 3 de octubre de 2009

Recién

Debe de existir un mundo donde todos los números es un número. Debe de existir un mundo donde el reduccionismo más radical fuese abarcarlo todo. Donde el resultado de esa reducción, en lugar de ser minúsculo, fuera máximo. Donde concretizar equivaliese a hablar en términos generales y la respuesta más inteligente fuese siempre un titubeo, al haber olvidado lo que son las preguntas. Debe de existir y existe, y es este mundo que toco.

5 comentarios:

  1. Como el Aleph, que Borges encontró en el sótano de Carlos Argentino Daneri y que contenía, en un solo punto, todo el resto del universo...

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  2. "...y la respuesta más inteligente fuese siempre un titubeo..."

    Este fragmento me ha encantado.

    Me ayudas a saber de un mundo en el que las polaridades facilistas (todo/nada, reducir/ampliar, concretizar/abstraer, etc/?) no existen, y la capacidad de ser, de estar, se mide no en blanco y negro, sino en innumerables tonos de gris.

    Luego producir dentro de ese mundo la imagen y el deseo de un mundo otro en el que se vaya más allá del monocromatismo, en el que se aventuren colores. Mundo de conflictos en que los diferentes modelos que existen para representar el color compitan entre sí.

    Luego producir dentro de ese mundo la ficción de un lugar en que existan blanco, negro, tonos de gris y colores, todos de igual peso.

    Dentro de cada mundo titubear con la paleta de colores a la mano, caer en la cuenta de que el Objeto, el Sujeto, infinitamente móvil, es inaprehensible :)

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  3. Sí, la verdad es que los comentarios de Jehú son para flipar en colorines. Te recomiendo su blog, Charles.

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