sábado, 12 de junio de 2010

Qué depresión

- Me esta dando mal rollo, habemos un grupo de gente joven y míranos, aquí sentados fumando y bebiendo sin hablar de nada, “rayándonos”, cuando podríamos estar durmiendo ya, que es tarde. ¿Por qué es tan difícil irse a dormir cuando lo estás pasando mal? ¿Y por qué dormir resulta tan placentero los días en que has sido feliz? Qué bienestar, que paraíso detalle el acostarse uno recién mojado, feliz, mentolado, con los pies frescos y un camisón de gasilla con ribetes por el cuello, rosa o celeste. Y unas sábanas rozando los pies, frescas aquí, manidas por el otro sitio. Y una brisa de verano o un olor a crema, y una cama pegada al lado, con alguien. Qué bonito es acostarse, qué bonito es acostarse. ¿Por qué ya parece que no es posible acostarse como te acostabas los días de verano, cuando eras niño? ¿Por qué ya no más bicicletas ni más soles por las persianas? ¿Por qué ya no más bocas húmedas, más aire? Voy a dejar de fumar. Voy a dejar de beber. Voy a dejar de jugar a un juego que, en realidad, es de tontos. Yo quiero curarme.

- Bueno, pero mira, yo que sé, hemos estao hablando de cosas chulas.

- Sí, es verdad que hemos estado hablando de cosas chulas, pero no estamos siendo felices. El día es como el día termina, y cuando yo me acueste no tendre mi cuerpo cansssado deseoso de tocar las sabanas, tendre mi cuerpo dolorido (que es diferente a cansado), y cuando me acueste tendre la cabeza llena de cosas, de pesadillas, de gargantas secas, de martillazos. De infiernos.

1 comentario: