jueves, 18 de marzo de 2010

Sé que existe otro mundo diferente al mío que secretamente envidio, y no sé si este malestar que tengo se debe a que quiero lograr la aceptación de los miembros de ese otro mundo, o a que realmente quiero, deseo, pertenecer a ese otro mundo.

No sé en qué momento de mi vida empezó a cuajarse este solo pensar las cosas, pero ahora advierto que no existe cura, quizá sí veneno, para esto que me pasa.

No te dejes engañar por mis lágrimas, ellas no me liberan de mi condición de monstruo. Prométeme que nunca caerás en mi trampa.

En mi defensa diré que yo nunca supe a dónde me llevaría todo esto.

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