sábado, 6 de marzo de 2010

Siento que me estoy destruyendo, así, poco a poco. Que estoy un poco loca, pero loca de las tontas. Que no soy más que unas letras sobre un fondo blanco, blanco porque está vacío. Pienso a veces, aunque no quiera decírtelo porque soy bastante diplomática, que no sé lo que siento. Que no sé qué son las certezas, y que por mucho que digas, sí es necesario tenerlas.

Siempre me ha gustado aprender, pero quiero dejar de querer ser la niña más lista de la clase. Tanto orgullo, tanta melena, sin relaciones lógicas simples, que empañan de libertad las córcegas, que no sé ser si no soy yo, y yo no soy. Que no sé lo que siento, ni si lo siento, pero quiero pensar que te quiero, que te deseo, como un helado de fresa y más tarde de turrón, como un paseo por el puerto y echar pan a los peces, como la única imagen certera y difusa de mi mar, de mi mar, de mi mar.

Helado.

Ojalá estuvieses aquí, mi cabeza sobre tu panza, mis palmas que tamborilean, un ombligo, unos pelos, como un eco. Mareas benedictinas que se desplazan, simplemente.

3 comentarios:

  1. Pues lo puse por poner. Luego google me recordó que Córcega es una isla. No sé si relacionarlo con eso, :D.

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  2. ¡Hizo bien en ponerlo si el cuerpo se lo pedia, que coño! Al fin y al cabo, es lo que tiene escribir con las vísceras. Y lo que a mí me gusta, además.

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